Quiero hacerles llegar mi estupor casi continuo que me causan las políticas de alianzas de la Unión Europea, haciendo cuenta tan sólo de casos en los últimos 4 meses.
Hace pocos días, el 27 de abril, una caravana de paz fue atacada por un grupo paramilitar en Oaxaca, *México*. Se movilizó en este Estado del sur mexicano con motivo de hacer llegar alimentos, medicinas, agua y ánimos a la comunidad indígena San Juan de Copala, asediada y agredida desde hace meses por estos grupos paramilitares consentidos, cuando no apoyados directamente, por el gobierno del estado. En esta caravana iban defensores de derechos
humanos de México y de diversos países de Europa. Resultaron muertas dos personas, una mexicana y un finlandés, varias heridas y algunas desaparecidas aún. Es un caso extremo y pocas veces visto, ya que no se suele agredir a ciudadanos extranjeros en este tipo de movimientos civiles de ayuda humanitaria, pero que no es de extrañar por cómo se desarrollan las políticas de corrupción, represión e impunidad en las que están envueltos el Estado de Oaxaca y el del país. En México se producen cada día decenas de violaciones de derechos humanos avaladas por el Gobierno. Y sigue la impunidad.
Meses atrás, pasó algo parecido en *Guatemala*, cuando se asesinaron a pobladores de comunidades que protestan contra las trasnacionales españolas de la energía, como Unión Fenosa, en el Departamento de San Marcos, sumando muertes y desapariciones a las de otras partes del país. Sigue la impunidad.
¡Y qué decir de *Colombia*! Donde el Gobierno se ve envuelto en prácticas represivas cada vez más sorprendentes, se le vincula claramente con el paramilitarismo y el narcotráfico y siguen apareciendo fosas comunes y asesinatos de sindicalistas, defensores de derechos humanos e informadores comprometidos socialmente. Sigue la impunidad.
¡Y el colmo es *Honduras*! Donde el continuismo al Golpe de Estado de Michelleti por Porfirio Lobo, avalado por la derecha europea, se ha materializado en el aumento de la persecución y hostigamiento social, como la represión y muerte de campesinos *del Bajo Aguán, y en otras partes del país.* Sigue la impunidad.
¿Y qué hace la Unión Europea? ¿Condenar y sancionar duramente a estos Gobiernos? Me temo que no. ¿Por qué la Unión Europea sigue estrechando lazos comerciales con países como estos? ¿No será que le conviene a la UE este tipo de “democracia”? Curiosamente en estos 4 meses ha ostentado el Gobierno español la presidencia de la Unión Europea, firmando tratados comerciales y políticos con estos países latinoamericanos. Se viven años duros, al igual que en Perú, Chile, Costa Rica,... y la UE sigue siendo *cómplice*. Y curiosamente en países como Cuba, Venezuela o Bolivia, casos así no se dan o no quedan impunes, y siendo estos los “países malos” para los europeos.
Y mucha de esta complicidad también es de los medios de comunicación, prensa, radio y televisión al servicio de empresas con grandes intereses América Latina, que ocultan tales hechos y resaltan otros de mucha menor importancia... con tal de sacar algún beneficio.
¡Exigimos justicia!
¡Alto a la represión!
¡NO A LA COMPLICIDAD EUROPEA!