miércoles 08 de agosto de 2007

El cambio climático y el movimiento de las comunidades afectadas

¡Hay que ‘mover’ el movimiento de la vida planetaria!
Juan Almendares/*
El análisis de las políticas relacionadas con los cambios climáticos y la salud toma como marco de referencia el desarrollo sustentable integral, los derechos humanos y la justicia ambiental; dado que estos tres aspectos deben ser inseparables de las estrategias, las condiciones y calidad de vida, la salud y la realidad económica, política y social de toda la nación.
Según el informe anual del coordinador de Residencia de las Naciones Unidas, Honduras 2005: 47 % por ciento de la población vive en condiciones de extrema pobreza, 71 % por ciento de pobreza en las áreas rurales y el 60 % por ciento en las áreas urbanas. Los desastres ecológicos llamados impropiamente naturales tales como estaciones de lluvia, tormentas tropicales, huracanes, cambios sísmicos, épocas calurosas, frentes fríos y sequías tienen su mayor impacto en las regiones deforestadas, los monocultivos multinacionales de banano, piña y en las zonas mineras, camaroneras, con la consecuente pérdida de la biodiversidad, incrementando el dengue, la malaria, la desnutrición y afectando la salud mental y otras enfermedades
Los cambios climáticos afectan la producción agropecuaria, menoscaban la calidad de vida, agravan la desnutrición existente y causan múltiples enfermedades. La desnutrición severa alcanza cifras del 80 por ciento en las poblaciones garífunas e indígenas.
Honduras es una nación en una situación de emergencia permanente debido a la dependencia económica y política articulada a las estructuras de poder corruptas y violentas. El huracán Mitch colocó al país en una unidad de cuidados intensivos. Los daños materiales ocasionados por el citado huracán fueron de dos mil millones de dólares además de las pérdidas humanas irreparables.
Inmediatamente después del huracán Mitch varias multinacionales tomaron ventaja del desastre ecológico, social y político. Entre ellas, la industria minera influyó sobornando a algunos diputados para modificar la ley minera y ponerla al servicio de sus intereses económicos. El crecimiento fue tan rápido que las concesiones mineras bochornosas lograron un mes después del huracán ocupar un tercio del territorio hondureño destinándolo a la exploración y explotación minera foránea y eximida de impuestos.
El resultado ha sido grave. Contaminación de metales, cadmio, plomo, níquel, aluminio: mercurio, arsénico; la construcción de múltiples lagunas artificiales a base de cianuro. Otras empresas privilegiadas son las bananeras, monocultivo que deforesta, destruye la biodiversidad y utiliza en forma masiva plaguicidas tales como los organofosforados, órganoclorados, y las dioxinas.
Se suma a la deforestación de las cuencas de los ríos y de las micro cuencas, la severa destrucción del bosque por parte de las empresas madereras.
Esta alteración de la biodiversidad contribuye a la proliferación de viejas y nuevas enfermedades infecciosas, parasitarias, respiratorias, mentales, del sistema nervioso.
Todas estas industrias, causan una contaminación histórica que se acumula en el suelo y el agua y en las estructuras de las plantas, animales y seres humanos, alterando la cadena alimentaria y los procesos genéticos a lo largo de varias generaciones y cáncer.
Para sus operaciones, las empresas depredadoras del capital multinacional requieren de enormes cantidades de agua y extensiones de tierra; causan modificaciones genéticas en las especies, menoscaban la producción agrícola de la alimentación cultural básica de los pueblos: el maíz, los frijoles, la yuca; vulneran la soberanía alimentaria, aumentan los costos con el control a través de los organismos modificados genéticamente e incrementan los impactos cuando ocurren los cambios climáticos. El resultado final es el desplazamiento de campesinos e indígenas, enfermedad, pobreza y muerte.
Después del huracán Mitch, los gobiernos hondureños fueron obligados a firmar con el Norte tratados desiguales e injustos. Fueron sometidos al ajuste estructural de la economía, a las políticas de privatización y a onerosos tratados de libre comercio. Estas políticas no sólo han aumentado la pobreza sino que han generado condiciones de violencia estructural, corrupciones en los aparatos policiales y militares, tortura, pánico y terror en las familias y comunidades. Más de 2000 niños, niñas y jóvenes han sido asesinados por cuerpos paramilitares y policiales que actúan con toda impunidad.

Considerando las condiciones históricas sobre la calidad de vida y el bienestar social las políticas económicas y ecológicas no son congruentes con un modelo de desarrollo integral sustentable; por consiguiente, la generación de cambios climáticos ha dejado de ser natural y tiene un sustrato basado en la acumulación histórica del capital multinacional articulada a los sistemas estructuralmente violentos a nivel local y nacional.

En consecuencia con lo anterior se requiere el desarrollo de la resistencia local y nacional, regional centroamericana y latinoamericana y la movilización social para lograr transformar las políticas que generan la injusticia ambiental y la violación de los derechos humanos.

La organización de las personas, familias y comunidades afectadas es una condición esencial para la participación social en la toma de decisiones y en las estrategias y políticas que contribuyan a la a solución inmediata de los problemas más emergentes y en el desarrollo de procesos sustentables, no solo locales sino también mundiales, bajo una óptica planetaria de la vida, la dignidad y la soberanía alimentaria que prevenga el impacto de los cambios climáticos.
Tegucigalpa, agosto, 2007.

*/El autor es médico y científico investigador hondureño.