domingo 06 de diciembre de 2009

La sombra de Porfirio Lobo

Empezó como escolta en el País Vasco y va a combatir la piratería en
Kenia. Acostumbrado al peligro, el español José Félix Ramajo protege
ahora al presidente electo de Honduras

Un presidente depuesto por un golpe de estado encerrado en una
embajada, otro presidente golpista en el poder y, por medio, unas
elecciones con un ganador cuya legitimidad divide al mundo. Honduras es
un avispero político. En el ojo del huracán mantiene la calma José Félix
Ramajo -40 años, divorciado y padre de un hijo de 7-, uno de los españoles
más preparados para lidiar con la seguridad en zonas de alto riesgo.
Guarda las espaldas al Partido Nacional, ganador de las elecciones del
pasado domingo. Metro ochenta, cien kilos, tranquilo aunque no frío, es la
sombra de Porfirio Lobo Sosa, el próximo mandatario de Honduras si el
país no sucumbe a esa desestabilización «que busca alguien de fuera».
«Todo el proceso electoral ha salido muy bien», relata Ramajo, y su
discurso no va de broma. Este instructor de la International Security
Academy (ISA) admite intentos de ataques terroristas contra sus protegidos
que no puede detallar por confidencialidad, aunque confirma que se han
dado tentativas serias «y sofisticadas» con granadas, explosivos y
detonadores mediante teléfonos móviles. Según el jefe de seguridad del
Partido Nacional (que también trabaja con Ricardo Álvarez, alcalde de
Tegucigalpa), hay alguien fuera del país que «quiere que las cosas salgan
mal». Contento con el desarrollo de unas elecciones sin muertos, no niega
que en Honduras se desdibuja la línea entre el asaltante que busca dinero y
el terrorista.

El agente se mueve en el laberinto social y legal que encierra Honduras.
Parte de sus ciudadanos apoyan el ex presidente Manuel Zelaya, que fue
derrocado y expulsado hace cinco meses por un golpe de estado y vive
recluido en la Embajada de Brasil. Otra parte apoya al cabecilla de la
asonada, Roberto Micheletti, el actual presidente. Entre ellos dos se
disputan lo que queda de mandato, hasta el 27 de enero. El tercero en
discordia, Porfirio Lobo Sosa, es el ganador de las elecciones del pasado
día 29 (con el 56% de los votos emitidos), unos comicios cuya legitimidad
divide a Latinoamérica. De su parte, Costa Rica, Perú y Colombia,
amparados por Washington. Frente a él, Brasil, Argentina, Chile, Cuba,
Bolivia o Venezuela, partidarios de la vuelta de Zelaya. No se ponen de
acuerdo ni en la participación, para unos del 40% y para otros, del 60%.
No es el rifirrafe político lo único de lo que tiene que proteger a 'Pepe' Lobo.
La delincuencia común también arrasa el país y las cifras de Naciones
Unidas triplican los índices de crimen del continente. Cada día muere de
forma violenta una media de 20 personas (7.235 en 2008) y hay un
secuestro cada tres días. El escolta ha experimentado la violencia en sus
propias carnes. «Nada más llegar, hace tres meses, nos asaltaron». Nada
de navajas. Hubo balazos a la puerta de un hotel.

Los bandidos se llevaron una sorpresa: desde el coche, Ramajo y
compañía les respondieron con una ensalada de tiros. Ellos no se llevaron
nada, pero dejaron a un compañero de José Félix un precioso agujero de
bala en el gemelo. Un «buen jaleo» en San Pedro Sula, aunque nada de
política. Sólo les querían robar. «Era cosa de un buen coche, un buen hotel
y extranjeros dentro. Allí te matan y luego te roban, no al revés». Detrás de
la mayoría de los crímenes están las maras, que «controlan gran parte de la
vida». Se llaman la MS13 y la Salvatrucha y «no andan con bromas».

Desde los 16 años

No le han dado el trabajo por enchufe. A sus 40 años es instructor de la ISA
en Israel, una de las empresas de seguridad más prestigiosas del mundo.
Sus jefes son el general Mirza y el coronel Zafrir Pazir, responsables de
gran parte del esquema de seguridad del país, y muchos de sus
compañeros de trabajo pertenecen o han pasado por el Mossad. Todos los
instructores son judíos y él, el único español.

Nadie se hace 'Rambo' en tres días. Su historia comenzó cuando hizo el
servicio militar con 16 años, como voluntario. Pero no fue soldado, sino que
entró en el mundo de la protección en los años negros del terrorismo en
Euskadi tras el asesinato de Gregorio Ordóñez, en 1995. Luego se metió
aún más en faena: «La escolta en el País Vasco es lo más tranquilo que he
hecho». Desde entonces se dedicó a formarse y ha trabajado en una
quincena de países instruyendo y protegiendo a policías, militares y civiles.
Afganistán, Qatar, México, Singapur, Kenia, Nigeria, Chad, Sudáfrica...
Siempre con los israelíes. También estuvo en Irak en 2004, después de que
España se llevara sus tropas, dando cobertura durante semanas a una
delegación saudí. Allí tuvo su primer encontronazo con la violencia cuando
los insurgentes volaron un camión en un mercado de Bagdad. Era un viaje
rutinario y la cosa ni siquiera iba con ellos, pero su blindado salió volando
por la onda expansiva: «Es lo que tiene trabajar allí». Una lotería. En el
Congo sí que iban a por ellos. En 2006 fueron atacados por un grupo
armado que buscaba las piedras preciosas de un comerciante judío «cuyo
nombre no viene al caso».

Si en una de esas ha matado a alguien, se lo reserva para sí mismo: «Mi
misión es prepararlo todo justamente para que no muera nadie». «No soy
un mercenario -se defiende-, porque no me contratan para dar ningún golpe
de estado ni para luchar por un gobierno. Eso no lo haré jamás. Tampoco
soy un soldado, ya que no trabajo para ninguna armada. Solamente protejo.

Contribuyo a que la gente tenga una vida más tranquila».

Cuando termine en Honduras, Ramajo pasará las Navidades con la familia
en Irún (Guipúzcoa), su localidad natal, aunque a la vuelta de vacaciones le
quedan otros encargos poco comunes, relacionados esta vez con la
piratería en África. No es algo nuevo para él. Siete años antes de que se
conocieran los casos del 'Playa de Bakio' o del 'Alakrana', los armadores de
los grandes cruceros pidieron los servicios de su empresa. La misión,
proteger e instruir a agentes a bordo de los barcos que hacían de rapiña
para los piratas del Estrecho de Malaca, que separa Sumatra de Malasia.
Ahora le toca Kenia. «Allí hay muchas empresas de pesca que están
desamparadas ante los ataques y vamos a darles las claves».

«Son muy violentos»

Habitualmente imparte esos cursos durante cinco semanas en la costa
israelí, en un carguero alemán que sirve de base de operaciones. «Hay que
hacer las cosas bien, no como en España -critica, en referencia a los
agentes que se han embarcado en los atuneros vascos-. Algunos han sido
alumnos míos y de esos puedo responder. Pero tres días de instrucción en
San Fernando no son suficientes para preparar una protección que necesita
protocolos muy precisos. No es lo mismo un pesquero que un crucero». En
el caso de los pescadores del Índico, siempre recibirán el ataque por la
popa, la zona más accesible.

José Félix Ramajo entra en detalles. «Lo más importante es que no
aborden la embarcación, pero no hace falta una gran batalla.
Generalmente, cuando ven que hay seguridad, se largan corriendo, y si no
basta esperar a que se suban a las escalas. Con pistolas y unas bombas de
agua se les puede repeler». Si consiguen embarcarse, la cosa se puede
poner muy fea. «Son muy violentos, aunque no están preparados», dice. De
hecho, a Ramajo no les gusta llamarlos piratas, sino terroristas -«a la
manera de Israel»-, pues son parte de una industria de cobros millonarios
de rescates que «al final van a parar a organizaciones como Al-Qaida».
Pero eso es el futuro. Su cabeza todavía sigue en Honduras, tratando que
su sombra proteja como un escudo a Porfirio Lobo, un político con nombre
de novela de final incierto.

http://www.larioja.com/20091206/sociedad/sombra-porfirio-lobo-
20091206.html