POR LA LIBERTAD DE AGUSTINA Y TODOS LOS PRESOS, PRESAS Y PERSEGUIDOS POLITICOS DE HONDURAS Y EL MUNDO
Sueña Agustina
Agustina sueña
Sueña Agustina porque en la cárcel se sueña aunque se esté detrás de una puerta enorme con candados que cierran manos carceleras con candados enormes. Sueña aunque la ventana pequeña con los barrotes le recuerde qué lejos está la luna del patio de su casa, con las hojas secas de los mangos cayendo en la libertad del viento. Sueña porque el cuerpo viaja en luz. Va ella de la mano de su nietecito y entra a la casa de la justicia de mi país, pero no avanza aunque camina, porque sus pies resbalan, “es todo como muy limpio y muy encerado” El niño la sostiene pero sus pasos van para atrás. En su sueño una mujer le dice vaya por ahí, pero no puede subir la escalera porque sus zapatos no le sirven en un edificio solitario y pulcro. Entonces sueña con que sale a la calle y camina porque en la casa de la justicia no hay nada para ella.
Y despierta en la cárcel de mujeres.
Y Agustina sueña.
Y sus sueños de mujer de cincuenta años, de profesora, de rebelde de toda la vida son los sueños que sujeta con pasión, en esta cárcel, con los ojos abiertos, la conciencia despierta, y el corazón lleno de incertidumbre.
Y sueña con su mundo en libertad, “por eso estoy aquí mamita, vos sabés, no porque sea delincuente, porque tengo sueños de que Honduras no sea esto que estamos viviendo, para tus hijos, si es que los vas a tener, así que vos tenés que comer” y ¿cómo voy a comer, mami? Contesta una joven delgada como un nardo, más delgada desde que Agustina tiene que comer en la cárcel. Y lloran las dos porque no se puede más, a veces, y aguantamos el resto porque no se debe menos, a veces.
Y los sueños de Agustina nos sueñan a todas. Nos sueñan felices y sin policías mujeres persiguiendo la esperanza en el cuerpo de las otras mujeres. Y es duro Agustina, porque estando presa, vos que siempre luchaste por la libertad, además soñás para las que estamos afuera. Y tu cuerpo curado de los golpes de las policías y dolido del golpe nos sostiene a las que afuera nos deshacemos en lamentos, en impaciencia y necedades de quienes pueden porque no tienen como paisaje un inacabable alambre de púas. Y esta que te escribe, a quién llamas hermana, con tanta honestidad, se queja de que ha perdido el sueño del descanso y en las noches largas de tu cárcel el insomnio me planta ante tu muro y te hablo y susurro pedazos de canciones que también me calman de esta prisión enorme de la honduras nuestra.
Tu cuerpo atrapado nos contiene, Agustina, hermana, planeta de mundos que hoy giramos en torno tuyo, juntando esfuerzo y deseo para poder caminar en una justicia que no resbale bajo nuestros pies, porque solo tu libertad de ese encierro podrá volvernos la libertad del descanso y la luz de los sueños de todas y de todos.
Soñá Agustina y llevanos siempre con vos.
Agustina Libre
12 de octubre del 2009.
melissa cardoza