Galel Cárdenas
Cada vez más el gobierno golpista de Roberto Micheletti y Romeo Vásquez Velásquez, líderes y cabecillas de una dictadura cívico militar, no sólo están aislados del concierto mundial político, si no que la resistencia del pueblo hondureño está ganando más terreno en el marco general de la sociedad nacional, manifestada en movilizaciones pacíficas de gran envergadura.
Se espera una comisión de cancilleres procedentes de la OEA, quienes llegarán al país el martes 11 de agosto, con el fin de presentar el ultimátum de la OEA a los golpistas aferrados a un barco que ha empezado a zozobrar.
En este escenario, se llevará a cabo una de las más gigantescas movilizaciones de que se tenga noticia en los últimos 30 años de vida institucional democrática burguesa. De esta manera, la presión internacional y nacional pondrá a los golpistas en situación de armisticio y de entrega programada del poder estatal arrebatado al Presidente Manuel Zelaya Rosales.
El proceso de negociación interna y externa, tendrá que sucederse mediante la presencia en Honduras del Presidente, su comisión negociadora, la amplia representación del Frente Nacional de la Resistencia contra el golpe de Estado y los negociadores internacionales.
¿Entonces qué deviene al país? Veamos algunas variables de la situación política nacional. El régimen golpista ha convocado para realizar elecciones generales a los partidos tradicionales y emergentes. De una parte los candidatos son golpistas, de la otra parte los candidatos presidenciales pertenecen a la Resistencia Nacional. Por otra parte el Tribunal Supremo Electoral ha sido electo ilegalmente, por las razones que todos conocemos en el ámbito nacional. Está claro que los golpistas no pueden moralmente y políticamente presentarse a unas elecciones espurias dirigidos por un tribunal también espurio, golpista.
Por otra parte la Resistencia Nacional propone sine quanon la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, como estrategia política que está avalada por todas las organizaciones populares protagonistas de este nuevo movimiento político surgido y creado como consecuencia del golpe de Estado. Frente a este fenómeno, el Doctor Nelson Avila, con mucha visión estratégica propone la creación inmediata del Frente Nacional integrado por todas las fuerzas de la presente articulación de movilizaciones y derrocamiento de la dictadura.
Entre otros puntos que plantean los negociadores internacionales en la restitución del Presidente Zelaya, es la amnistía política y un gobierno de reconciliación nacional, que vendría a ser lo mismo que perdonar las acciones ilegales a los delincuentes políticos y además entregar a la burguesía nacional, financista de la violación a la Constitución, parte del gobierno nacional post-golpe.
Ello significa que los golpistas no serán juzgados por ningún tribunal de justicia del país, con lo cual la impunidad se convertirá en una especie de endemia política, de amnesia y cuenta nueva ante las atrocidades cometidas contra los hondureños que han luchado y ofrecido su vida contra el golpe de estado. Por esta razón ha surgido ya en la dirección de la Resistencia Nacional la idea de instalar los Tribunales Populares, con el fin de que haya castigo desde el pueblo mismo contra los golpistas represores y asesinos.
En este marco bastante complejo, donde la burguesía nacional, el ejército y la cúpulas de los partidos tradicionales, que se jugaron la carta del golpe de Estado, no pueden quedar impunes de su delito, de sus asesinatos, de sus represiones contra todos los derechos universales.
De este modo, un nuevo escenario coyuntural ha surgido en el país, nuevos líderes y nuevas expectativas para instalar la democracia participativa como única vía para salir al paso a la crisis nacional y fundamentalmente para que el pueblo hondureño sea protagonista de su propio destino. ¿Triunfará el pueblo en este proceso político?.