El jefe interino del Ejecutivo hondureño llegó ahí debido a que el depuesto presidente Manuel Zelaya fue acusado de traición a la patria, por llamar a una consulta para convocar a una Asamblea Constituyente. Pero en 1985 fue Micheletti quien quiso convocar a una constituyente para extender el gobierno del entonces presidente Roberto Suazo Córdoba.
Carlos Dada
Enviado especial a Tegucigalpa
cartas@elfaro.net
Publicada el 09 de julio de 2009 - El Faro
Un presidente que quiere extender su mandato contra lo que establece la Constitución. Un llamado a consulta para una Asamblea Constituyente. Una crisis política derivada de lo anterior. Esto ha llevado, en 2009, a la destitución del presidente Manuel Zelaya y a la llegada de Roberto Micheletti al Ejecutivo hondureño.
Esto también fue lo que pasó en 1985 en Honduras, pero entonces era Micheletti quien llamaba a una Constituyente para extender dos años más el período del entonces presidente Roberto Suazo Córdoba.
El 24 de octubre de 1985, varios diputados intentaron introducir una pieza al pleno legislativo llamando a una Asamblea Nacional Constituyente, y para ello solicitaban la suspensión de varios artículos constitucionales, los llamados pétreos, los mismos que ahora le sirven a las autoridades hondureñas para justificar la destitución de Zelaya.
Argumentaban que la Constitución necesitaba una revisión plena, y que el Congreso debería transformarse de inmediato en Asamblea Constituyente “con las facultades y atribuciones que corresponden a un Poder Constituyente”. Justificaban entonces que el Poder Constituyente es el pueblo. “Asimismo pedimos queden en suspenso los artículos 373, 374 y 375 de la Constitución de la República”, justo aquellos correspondientes a la inviolabilidad de la Constitución.
Aquella moción nunca pudo presentarse. Durante la sesión plenaria en la que esta pieza sería presentada, varios diputados llegaron incluso a sacar sus armas de fuego para evitarlo. Porque sabían que esa Constituyente tenía como propósito extender el mandato del presidente liberal Suazo Córdoba. Los nacionales querían destituir a los jueces de la Corte Suprema nombrados por el Ejecutivo, y se desató una crisis política de gran envergadura.
El documento para solicitar la Constituyente, del que El Faro posee una copia, está respaldado por 12 diputados del Congreso Nacional hondureño, entre ellos Roberto Micheletti Bain.
24 años después, Micheletti está instalado en la silla presidencial hondureña tras el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, acusado de traición a la patria por haber pretendido llamar a una Constituyente, bajo la sospecha de todos los sectores de que buscaba extender su período presidencial.
Carlos Kattán, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, establece las diferencias entre ambos momentos: “Esa crisis no llegó como ahorita, porque (en 1985 el proyecto de decreto) nunca se alcanzó a meter y se quedó en anteproyecto. Ahora sí, había un decreto ejecutivo para llamar a consulta”.
La crisis de 1985 se resolvió, igual que la de esta vez, con la intermediación del ejército. El comandante en jefe telefoneó al Congreso para advertir a los diputados que quienes persistieran con la propuesta serían llevados a juicio por violar la Constitución.
Los dos principales partidos, el Nacional y el Liberal, aceptaron sacar nuevas candidaturas y el proceso terminó con la elección del presidente José Azcona Hoyo. La Constitución, redactada en 1982, sigue vigente en Honduras.